viernes, 19 de marzo de 2021

HUELE A TORMENTA

HUELE A TORMENTA. Carmen Pastor
Ese cielo gris, nubes negras, ese silencio sin pájaros, no hay viento, nada se mueve y huele a lluvia. Sabes que la tormenta está por llegar.
También en las emociones a veces se huele la tormenta. La piedra en el estómago, la inquietud en el pecho, y tus pensamientos a la espera de lo que va a llegar.
Y empieza la lluvia, y aun esperándola te sorprende. Puede ser muy fuerte, con rayos, truenos y hasta granizo. Te puede asustar mucho.
Pero si la dejas caer, si te consigues un rinconcito para verla desde la ventana, si te distancias y la contemplas, dejándola seguir su curso, sin luchar contra ella, la entenderás como parte de la naturaleza. Y después, después, verás aparecer ese maravilloso rayito de sol o incluso todo un arco iris.
Con las emociones pasa parecido. Te anticipas a la tormenta, la sufres antes, te quita el sueño, la respiración, la paz. Y te puede asustar mucho.
Pero si consigues dejar que pase sin intentar parar tus pensamientos y tus sensaciones, si comprendes tus sentimientos y sobre todo si sabes que va a tener un final, serás capaz de aguantarla, soportarla, vivirla y aprender de ella. Y la entenderás. Y después, siempre hay un después, también verás ese rayito de sol en forma de autoestima, de crecimiento personal que da el haber podido con la tormenta emocional.
Huele a lluvia. Huele a quietud. Huele a arco iris. Huele a terapia.

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